Yo no quiero ser un cobarde y creo que nadie quisiera ser catalogado como tal.  Sin embargo, les tengo malas noticias. Todos tenemos cierto grado de cobardía, aunque hay unos que exageran. Según el diccionario, una de las definiciones de cobarde es: “falto de valor.” En otras palabras, no tienen la fuerza interior para confrontar algo que les espante. La cobardía también puede ser vista como saber que uno tiene que hacer algo, pero no lo hace. Por ejemplo, todos sabemos que hacer lagartijas y abominables, perdón abdominales, es bueno; pero no lo hacemos. Todos sabemos que comer como conejos es mejor, pero pocos lo hacen. Los que sí lo hacen, salen en televisión y revistas luciendo cuerpos esculturales en traje de baño. Muchos saben que hacer un presupuesto y ahorrar es bueno, pero muy pocos lo hacen. Lo chistoso es que todos queremos los beneficios que todo eso trae, pero no tenemos la valentía para enfrentar el sacrificio y la disciplina que se necesita.

Es mentira que se pueda adelgazar con una pastilla sin cambiar los hábitos alimenticios. En la televisión hemos visto que alguien encontró la pastilla milagrosa para perder grasa, y ponen a uno de esos modelos que comen como conejo. Todas esas pastillas vienen con instrucciones en letra muy chiquita que nadie lee. Esas instrucciones dicen que para que las pastillas funcionen tienen que ir acompañadas de una dieta de 100 calorías al día y correr 3 maratones diarios. Quiero recordarles que no hay beneficio sin sacrificio. Nada que valga la pena viene fácil.

Para ganar con el dinero no es indispensable tener educación formal, ser un asesor financiero, banquero o un genio para las matemáticas. Es más, hay muchos profesionales financieros que viven al borde de la bancarrota. Muchos de esos expertos financieros saben qué hacer, pero ellos no lo hacen sino que solamente se lo recomiendan a los demás. La cobardía financiera no discrimina, se lleva tanto a familias como a expertos financieros.

Uno de los principios básicos en las finanzas personales es el ahorro. Todos sabemos que tenemos que ahorrar, pero muy pocos lo hacemos. Es triste que un poco más del 50 por ciento de la población de los Estados Unidos no tenga, ni siquiera, $1,000 dólares ahorrados. El ahorro no parece ser algo muy divertido, se necesita carácter y disciplina para vivir con menos de lo que uno gana y poder ahorrar. El cobarde financiero se deja manipular por el antojo, por el sentimiento de “me lo merezco” y termina gastando todo lo que gana y hasta más. La creciente deuda en tarjetas de crédito es una consecuencia de la cobardía financiera.

Es el momento de armarnos de valor y ajustar nuestro nivel de vida según nuestros ingresos.  Tenemos que hacer un presupuesto y apegarnos a él. Ya basta de vivir en desorden. Para ganar con el dinero se requiere tener agallas.