¡Qué bonito que hay un día para celebrar el amor y la amistad! Con lo ocupado que anda todo mundo es bonito que haya un día especial para decir te amo. Lo malo es que hemos comercializado este día hasta el punto de que muchos miden el nivel de amor por lo que gasta la persona.  Unos dicen, “si quiere azul celeste, que le……” Este tipo de pensamiento tóxico es lo que vacía las cuentas de banco y, tristemente, para esto también hay un dicho muy cierto “cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana.”

Hay personas que piensan: “si le costó mucho es porque me ama” o “entre más gaste más amor siente por mí”. Los regalos, las cenas, los chocolates y las flores son hermosas para hacer de ese día algo especial, pero no te confundas pensando que demuestras amor con lo que gastas. Decirle te amo a los ojos es un depósito más grande en la cuenta del amor que llevarla al restaurante más caro de tu ciudad. Deja de ser esa persona que dice, “no se lo digo porque ya lo sabe”. Las palabras son como flechas que penetran hasta el corazón y las cosas son solo cosas y no solo se olvidan, sino que nunca son suficientes. Si no me crees pregúntale qué le regalaste el año pasado, es muy probable que no se acuerde; pero pregúntale dónde se dieron el primer beso o cuándo fue la primera vez que le dijiste te amo y te lo podrá platicar como si hubiera sido ayer.  Estoy seguro de que esa persona especial para ti prefiere escuchar esas palabras. Ahora bien, si le escribes una carta bonita y sueltas esas flechas de amor en una cena con flores, chocolates y un regalito es como ser flechado por Cupido 10 veces; solo debes asegurarte de que Cupido apunte hacia el corazón de ella y no a tu billetera.

El problema no es gastar en esto. El problema es hacerlo sin medida creyendo que entre más gastes, más amor demuestras. Ya sea que gastes poco o gastes mucho, incluye eso en el presupuesto de febrero, y ya verás que lo disfrutarás más porque cuando Cupido lance sus flechas, unirá dos corazones en vez de un corazón y tu billetera. Presupuestar ese gasto (gustito o inversión, como le llames) elimina la culpabilidad “post compra” que desgarradoramente clama: “¡y ahora, ¿quién podrá defendernos?!”. En vez de que Cupido se quede en casa todo el mes tirando flechas de amor, tendrás al Chapulín Colorado dándote martillazos financieros con su chipote chillón.

Y ya que estamos en esto del amor y el dinero, la buena administración es otra forma de amar a tu pareja y a tu familia. ¿A quién prefieres como pareja? A una persona que gasta sin medida o a una que maneja el dinero con sabiduría. En casa desordenada el dinero es una riña diaria. En casa de sabios, es una junta de planificación mensual. ¿Dónde crees que se respira más amor?

Como ves, la falta de orden en tus finanzas es una manera de sacar a Cupido a patadas de la casa. La cuenta del amor no se vacía al mismo ritmo que la cuenta bancaria, a menos que –en el desorden financiero— le dediques más tiempo a las peleas monetarias que al amor.